No es ningún secreto que hay muertes que inmortalizan. La clásica dualidad aquileana, entre una vida larga y tranquila o una fugaz pero llena de gloria, tiene en la actualidad un grupo cada vez menos selecto de músicos que también optaron por el camino del semidios aqueo.
El llamado Club de los 27 (en inglés conocido como 27 Club o Forever Club) está compuesto por artistas que murieron a los 27 años y tuvo un comienzo a puro rock. En sólo dos años, de 1969 a 1971, las muertes ligadas a los excesos de Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison fundaron un mito numérico que volvería en el 94, con la muerte de Kurt Cobain, a llamar la atención de los amantes de las coincidencias.
La curiosa lista no tardó en cruzar las fronteras del rock y hoy por hoy pueden encontrarse más de 30 músicos que murieron a los 27 años de edad. Hasta ahora, el único argentino es el recordado Rodrigo «el potro» Bueno. Acá, la lista completa.
El Club, entonces, ganó en las últimas horas un nuevo asociado: Amy Winehouse. Elementos para pertenecer no le faltan. Además de su muerte a los 27, Amy fue una exitosa cantante de jazz y soul que no escatimó en escándalos vinculados a los excesos. Recordado fue su episodio ocurrido hace unos meses en Belgrado, donde subió colocada al escenario y fue tan criticada que tuvo que suspender su gira.
Hechos como estos generaron una ola especulativa y prejuiciosa en los medios que ya atribuyen las causas de su muerte a una sobredosis o a algún otro exceso de una cantante que llevó en su apellido (que traducido significa literalmente «Casa de Vino») su talón de Aquiles.
A pedido de sus fans, los tres videos de Any WineHouse con más reproducciones en youtube:
Estuve viendo el cine de los Cohn y los Duprat. Primero vi, capaz en el peor día para mí de lo que va del 2011, El hombre de al lado. Me pareció, si tuviera que clasificarla siguiendo los parámetros dudosos de la crítica del cine, excelente. Una historia que empieza, como dijo un compañero de trabajo, como si fuera de La pantera rosa. Un tipo que hace un agujero, se le aparece a su vecino y se le mete (arquitectónicamente) en su pecera de diseño de primera clase. Daniel Araoz, en términos actorales, una bestia. El tipo sofisticado, bien hecho y los planos lúdicos que me hicieron resignificar (miento) algunas cosas de Much Music, Televisión Abierta, Ciudad Abierta y El Amante en Canal (á). Miento: todo eso que dije segundo me ayudó a significar lo primero, la incursión que agarré empezada de los Cohn/Duprat en el séptimo arte. Algo de El hombre me produjo la sensación de que es fácil hacer audiovisual (cine o lo que fuera, porque todos los proyectos terminan siendo parte de una misma idea /me olvidaba de Yo Presidente/) y al mismo tiempo que es imposible sentarse a escribir un guión que cierre como les estaba cerrando, a mi parecer, a estos tipos. Dos días después vi El artista, en el mac. Me pareció buena, ni más ni menos. Venía con un techo alto y supuse que era el piso, flotante y de madera, que se merecía ese techo. Dos días después de esos dos días, vi Querida voy a comprar cigarrillos y vuelvo, otra vez en el mac. Llegué primero con un oído zumbando y me senté en la segunda fila en la oscuridad de arriba porque la primera estaba reservada para las “autoridades” que nunca fueron y que una señora algo polémica supo capitalizar (porque terminó sentada en una de esas sillas) después de explicarle no sé qué cosa sobre la idiosincrasia bahiense al loco que estuvo siempre en el museo, desalineado, y que ahora está afeitado y esbozando un discurso de obediencia debida (de la organización de la proyección de la película), loco que terminó sentado al lado de la vieja en donde supuestamente iban a ir las autoridades. De nuevo, me pareció excelente. Es una película atravesada por la literatura (es la adaptación de un cuento inédito de Laiseca) y eso se nota. La voz en off de Laiseca (las interrupciones constantes al lenguaje cinematográfico con la biblioteca atrás) hacen que la película cierre incluso más que las anteriores (donde me había parecido cierta constante de final manijero). Está muy bien Laiseca, muy bien Emilio Disi, muy bien el gallego que hace de una especie de demonio perverso atraído por la mediocridad de las personas. Cuando terminó la película, Duprat (que estaba ahí en la sala) agarró el micrófono y casi que terminó pidiendo disculpas por lo que habíamos visto, como no haciéndose cargo del todo. Lo que pasa, me parece que dijo, es que es una adaptación de la mirada del mundo de Laiseca y entonces quedó esto, algo con humor pero bastante pesimista (“yo me di cuenta de lo que habíamos hecho igual que ustedes, soy un espectador más”), y no la pudimos traer antes porque los dueños de las salas no querían pasarla. Hasta antes de eso casi no me había dado cuenta de que la película podría ser complicada para una moral más allá de lo que mierda fuera del circuito comercial. Después, sí, me di cuenta de que Laiseca les tiró bastantes cosas al carajo (que desbordó esa lógica lúdica tan hermosa y simple de los planos simétricos). Dice Laiseca en la película (en realidad en su propio cuento), más o menos, que la vida es un campo de concentración y que cada año es un alambre electrocutado que se agrega y que los 30 años es Auschwitz. Después, mira a cámara y dice muy seriamente “no estoy jodiendo”, o algo por el estilo. Excelente, además, si es que esto es posible, el casting del bebé que representa la primera infancia de Emilio Disi: un bebé que piensa cosas jodidísimas con la voz en off de Disi y que nunca cambia la cara de devastación.
Primero eso. Murió Ante Garmaz, un ícono de la moda, el fútbol y el sentido del humor argentinos. Más que decir nada, recordémoslo con fragmentos televisivos, memorables o no, en este día negro.
***
«¿Cómo hay que acercarse a una dama?», le pregunta un Juan Di Natale menos cano que hoy en el primer video y Ante se chamuya a un periodista «como un Lord inglés» imaginando que el periodista es una dama y le dice «¿querés ser víctima de algún abuso incalificable?… a tus veinte años juveniles» y termina metiendo en la bolsa (del ménage) a Juan Di Natale al tiempo que se le prende del cuello y aparece de atrás gritando de manera estridente, en La TV ataca del año 1992:
En el segundo video, Ante muestra su catálogo de modas 93/94 en «Chachachachacha» (o Chá Chá Chá), «un ansamble, un collage de cosas hecho por los últimos manequéns que han venido especialmente desde París, Checoslovaquia, Rusia, Taipé, y de Cualanampur». En la segunda parte, además, presenta al «Tal Haroldo» con su manequén Mario y un producto novedoso:
Y, para terminar, en tiempos de furor del Tano Pasman, unas puteaditas y alguna obscenidad feliz del Croata en otros tiempos:
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña,
en este mundo de duelo y de aflicción.
Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé…
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…
Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía…
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé…
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe…
Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también…
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer.
¡Y las demás! En tantos
climas, en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo
terco, mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco a los
rosales del jardín…
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…
¡Mas es mía el Alba de oro!
¿Hallazgo de TVR? El sábado pasado Televisión Registrada, el programa de PPT (la productora de Diego Gvirtz), puso un informe sobre el resumen de la semana donde había, mechado, un segmento donde Ricardo Montaner (el autor de «Soy feliz, vamos que la vida es una fiesta») en el año 2007 va al programa de Susana Giménez con su hijo (una especie de copia bastante siniestra). La cuestión es que Ricardo, después de presentar a su hijo con la diva y de que éste le salte al cuello casi como con ganas mientras le dice «qué buena madrina, mmm», y previa habilitación de un susano (que nada tiene para envidiarle a Messi), se va detrás de cámaras con un paquetito al dicho de «vayan vayan vayan, siéntense allá, yo ahí voy». La nota con el hijo de Montaner, al parecer, transcurre normalmente y en un momento reaparece Ricardo, corriendo como una tromba a abrazarlo y a recibir sus ya a esta altura clásicos besos largos centroamericanos. «Me fui un ratito a llorar ahí atrás», explica Ricardo y se sienta en el sillón de la diva, al tiempo que se acomoda la nariz y emite un suspiro ahogado. «¿Periodismo buchón?» se pregunta el propio programa. «¿Hallazgo de TVR?», preguntamos nosotros. No tenemos, a ciencia cierta, una respuesta.
(El segmento está, en el video que ponemos a continuación, a partir del minuto 02:10)
Hace unos días, nos referimos a la fama que había conseguido el Tano Pasman y su catarsis futbolística en internet. Hoy, sus quince minutos de fama se explayan por todos los medios, pese a su timidez inicial. En su raid público, visitó al nacionalista neoliberal Eduardo Feinmann y al desagradable de Elio Rossi, que lo mimaron como si fuera Jorge Asís.
Primera Parte del Tano Pasman en El Diario por C5N
Entre los grandes momentos de la primera parte de este fenómeno en C5N, Rossi le preguntó si la pastilla que le lleva Cristina, su mujer, es Valium. Demostrando claramente la ilegalidad de su consumo por la falta de receta, Pasman cuenta que desconoce cuál es la droga, pero que la toma para tranquilizarse. Con plena consciencia de sus hábitos narcóticos, el Tano acota que decide consumir menos de lo que su mujer sugiere para no pasarse de rosca. Ni Feinmann ni Rossi hicieron comentario alguno, avalando, con su silencio, el derecho de cada persona a consumir lo que quiera. No sólo eso, sino también aceptando de buena manera que las personas pueden volverse adictos a cualquier cosa, sea química o no, el conductor más insultado de la televisión reveló que le han llegado a decir que el video es adictivo. Nuevamente el Tano Pasman se pliega a las posturas despenalizadoras expuestas, entre otros, por Sebastían Basalo en lo de Rozín, aceptando que una adición es una enfermedad que, eventualmente, debería recibir atención médica y no ser considerada un delito. Con una humorada, el Tano Pasman opinó que los adictos a su video tendrían que ir a un centro de rehabilitación (esto no puede verse en ninguno de los videos subidos hasta el momento por C5N, pero en la tercera parte sí puede verse cuando él mismo define como «ingeniosos» a sus comentarios).
Segunda parte del Tano Pasman en El Diario por C5N
Más allá de su fanatismo descontrolado por River, el tano Pasman tiene motivos para consumir Valium o lo que considere mejor para sí mismo. Las cosas del azar lo volvieron víctima de un daño colateral de la genialidad maradoniana, siendo, seguramente, demasiadas veces receptor del ya clásico “Pasman, la tenés adentro”. Luego de tantas deliradas, ¿cómo no va a estar a favor de la despenalización del consumo en el ámbito privado, como remarca en la segunda parte del video?
Tercera Parte del Tano Pasman en El Diario por C5N
Descendió River. Ya lo dijimos acá. Y sin ánimos de echar más leña al fuego, volvemos sobre el tema. Pero lo hacemos, incluso, para quitarle dramatismo a la cosa (?). La cuestión es que está circulando por internet (por las redes sociales más importantes: twitter, facebook, etc.) un video donde el Tano Pasman, un hincha fanático (¿promedio?) de River es capturado por una cámara oculta armada por la propia familia, mientras mira el partido de ida de la promoción; es decir, cuando River pierde con Belgrano 2-0 en Córdoba y empieza a descender indefectiblemente. En el video podemos ver cómo (algo que debe haber pasado enfrente a muchos televisores con más o menos comicidad o tragedia) el Tano sufre lo que le está pasando a su equipo. Puteadas a diestra y siniestra: a jugadores, al técnico, al árbitro, a la televisación por poner publicidades e incluso al propio padre por haberlo hecho de River. «¿Estás contento Walter Nelson, la concha de tu hermana?» obviamente al relator, cuando grita el primer gol de Belgrano. «No te pido 28 pases seguidos como el Barcelona, te pido 3» al equipo de su infancia. «La puta que te parió, negro de mierda, se iba Ferrari solo» al caco que entró a bardear a los jugadores.
La bocha de la calva brillando en el contexto de un departamento clase media familiar es poesía. La señora entrando con el vaso de agua y la panga para que pueda dormir a la noche es poesía. El Tano preguntando «¿qué mierda es esto, lo puedo romper?», mientras agarra un parlante y lo golpea contra el piso es un poema.
La espectativa ahora está en ver (si es que hay) la filmación del partido de vuelta en el Monumental, sobre todo para ver si sigue vivo. De todas formas, en principio, podemos creerle a su hija que, en twitter (@carmepasman), cuando se le preguntó respondió que sí, que estaba vivo. Por lo menos por ahora:
Debo confesar que no puedo ser objetivo al juzgar a Sábado Bus. Más allá de todo lo que podría ser mejorado, la idea de meter a un grupo de gente heterogénea en el mismo lugar durante varias horas y dejar que interactúen entre ellas no puede dejar de ser interesante, aunque más no sea como experimento científico. Recordado y festejado es el cruce de Pappo con DJ Deró en la anterior edición del programa:
En este modelo 2011, pese a las diferencias, Sábado Bus sigue siendo lo mismo (en el buen sentido de la expresión) Un grupo de gente, en este caso ocho, se juntan a comer y a charlar con Nico en tono de reunión de amigos, mientras se intercalan videos o perfomances de los invitados. El hilo narrativo del programa lo lleva la competencia por el auto, primero mediante el azar de un bolillero y después con el ya clásico corchito, ganado en esta ocasión por Luciana Salazar.
Como dato de color, en esta edición, el varias veces mencionado (y twitteado) por Liyo, Gerardo Rozín dejó su lugar como patiño de Repetto, para ocupar un lugar detrás de las cámaras. Por lo menos en este primer programa, el asistente de Nico fue su hermano Andrés, que reemplazó la pregunta animal de su antecesor por una situación hipotética e incómoda donde, por ejemplo, Martín Palermo demostró una vez más que no es un buen gambeteador y reconoció que no confía en Juan Román Riquelme. Volviendo a “el señor de la entrevista” (como definie Luis Novaresio a Rozín), nobleza obliga, en la semana llevó a Sebastián Basalo para que pueda explicar, disculpas mediante por el incidente con Izaguirre, cuál es su posición sobre la despenalización de la marihuana. Quise buscar el video pero no está en internet, probablemente porque las disculpas venden menos que los lanzamientos de vasos de agua.
Nuevamente en el bus, un resumen de lo más destacable del programa:
* Chechu Bonelli inauguró una sección de viajes por el mundo, con el fin de imponer el lanzamiento del corchito en todo el planeta. Antes de saber que le iban a cumplir su sueño de ir a Egipto, Chechu preguntó si en el lugar al que iban “había gente linda”, en el primer comentario fascista de la sección. El resumen del viaje estuvo, digamos, bastante bien salvando por el momento del corchito, donde un niño afroamericano sostiene el vaso para que jueguen. Suponemos que la decisión de que el vaso lo sostenga un negrito se debió a que era más barato que llevar utilería.
De vuelta en el piso, Nico le pregunta a Cecilia Bonelli qué le pareció la experiencia. Con una sonrisa de oreja a oreja, Cheche dice que “hay mucha pobreza pero está bueno ver otras realidades de vez en cuando”. Esperemos que la ONU siga con sus políticas actuales así la indigencia pueda seguir flasheando a Ceci todas las veces que ella quiera.
*A la hora de comer, Nico pidió unos fideos con tuco y remarcó que hay que ser macho para hacer eso en televisión, ubicando a la palabra “macho” en el primer lugar de las más mencionadas a lo largo del programa. La permanente cosificación (según palabras de Julia Mengolini) de hombres y mujeres, puede ser, quizás, un elemento cuestionable de Sábado Bus.
*Hubo varias primicas en el programa: Palermo dijo que está intentado tener un hijo, superando el dolor de haber perdido a uno. Por su parte, Nico y Cecilia Roth confesaron haber mantenido un romance hace 25 años.
* Luego de un video donde se mostraba a una Luciana Salazar disfrazada de Barbie hot, Litto Nebbia, como buen viejo, se quejó del ruido mientras que Alfio Basile fue el encargado de llenar el lugar “descontracturado” que antaño ocuparon Calamaro, Pappo, entre otros. Además de un interesante repaso por su vida, que incluyó sus inicios en Bella Vista, Nico invitó al Coco a desenvolver un regalo gigante en el que esperaba la muñeca Salazar detrás de un vidrio. Al verla en exposición el bahiense tiró un “eso es Amsterdam puro”.
La gran crítica al programa, a mi gusto, es la falta de temas polémicos de actualidad más allá de los rumores de crisis de pareja de Pablo Echarri y otras boludeces. Nada se dijo del descenso de River, ni de las elecciones en general o las de Capital en particular, a desarrollarse la semana que viene. Teniendo a tantas personalidades del deporte, el arte y el modelaje en el mismo lugar, un poco de pimienta hubiera sido interesante. De todas formas, y como todos en el brindis inicial, brindo porque a Nico le vaya bien y genere momentos antológicos gracias a este experimento televisivo llamado Sabado Bus.