Archivos Mensuales: abril 2018

LA MUERTE Y YO. ALGO SOBRE EL ESTADO DE COSAS EN BAHÍA BLANCA

tumblr_mgmoidv2HC1qelemfo1_500A principios del 2016, sentado en una curva que sube a Villa Cerrito, Maxi me dijo que íbamos a empezar a ver pasar los pibes con bolsitas de Fortex, una postal repetida durante los noventa. Los dos crecimos al calor del menemismo neoliberal en barrios alejados del centro de Bahía Blanca y era común ver a los “mocos” jalando en los descampados y después encontrar las bolsas de nylon con una pasta verdosa y transparente. Ese era un poco el signo de nuestra época y lo aceptábamos como algo natural. Después, más allá de los debates ruidosos en la televisión, la verdad es que el peronismo tomó otra cara y esa imagen naturalizada se modificó sustancialmente: durante años largos dejamos de ver esos frutos raros en las ramas de los árboles, colgando con todo el peso de la segregación, y pasamos a ver las caras iluminadas por las pantallas de las netbooks que los pibes se llevaban de las escuelas de esos mismos barrios. Esto puede sonar maniqueo e incluso capaz lo sea, pero en clave visual también es un dato concreto.

Ahora, en pleno 2018, en Bahía hay una ola de violencia y muerte que dista mucho de ser una metáfora. A varios hechos aberrantes se le suman la muerte por sobredosis de una chica de 15 años, abandonada en un hospital público, y la de una de 19, según información oficial apuñalada por tres menores cuando le quisieron robar una mochila. La chica de 15 era integrante de la Orquesta Escuela del Barrio Miramar, desarticulada por el gobierno municipal de Cambiemos. Es decir: supo tener un espacio de contención hasta que la lógica fría del ajuste presupuestario la dejó dando vueltas en la calle, muy a su deriva. Los tres chicos que mataron a la de 19, como me avisó Maxi, iban jalando pegamento en el barrio Rucci, sin un proyecto de vida y alejados de la educación formal. Los medios de comunicación y muchos oyentes que graban sus audios de whatsapp hablan de la droga como un ente autónomo y demoníaco que corrompe y pervierte, y se suman al discurso enlatado del narcotráfico como elemento subversivo, que bajan los mismos que hoy llevan adelante las políticas de desguace del Estado. Como en los noventa, se trata del tejido social, ese que estuvo más o menos parchado en la década anterior y que hoy vuelve a mostrar agujeros que significan precarización de las condiciones materiales, pero también de la propia existencia en términos filosóficos.

Saber eso: darle la venia a policías para que disparen por la espalda no recompone ningún tejido. Destrozar las casas de los que supuestamente mataron en un viaje de tolueno, tampoco.

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