Por H.A.
Subido a un triunfalismo casi obsceno, un breve análisis ultra k basado en números concretos y estadísticas reales:
Si hay una bandera que ha levantado este gobierno desde el 2003 es la de la distribución de la riqueza, que no es otra cosa más que el viejo lema robinhoodeano “sacarle a los ricos para darle a los pobres”. Pese a lo noble de la bandera, el gobierno nacional sufrió distintos ataques sobre la veracidad de estos argumentos. Tanto la izquierda como la derecha, los partidos políticos como los medios de comunicación, proponían (en el mejor de los casos) un nuevo modelo que incluya pero en serio.
Más allá de las falencias del gobierno de Cristina, los resultados de las elecciones primarias de ayer (analizadas sobre el 94,51% de las mesas escrutadas) demuestran algo muy claro: los mejores resultados (que llegaron al 80% en algunos casos) para la presidente fueron obtenidos en las regiones más pobres; y los peores porcentajes, aún con victoria cristinista, fueron en los sectores tradicionalmente más acaudalados.
Antes de comenzar el análisis nacional, hay una excepción a todo esto: el San Luis de Alberto Rodríguez Saá. El Alberto no sólo fue el único en ganarle a Cristina en alguna provincia sino que amplió su buena perfomance a las provincias limítrofes a la suya: salió segundo en La Rioja, San Juan y Mendoza y tercero, detrás de Ricardito, en Córdoba y La Pampa, dos provincias históricamente radicales. El mérito de Alberto Rodríguez Saá tiene otro plus ya que fue el único candidato presidencial que ganó en su territorio (Binner perdió en Santa Fe, Das Neves cayó en Chubut, Duhalde y Alfonsín no sólo perdieron en Buenos Aires sino también en Lomas de Zamora y Chascomús respectivamente)
Volviendo a la idea inicial sobre la distribución de la riqueza, según el Indec la región más pobre es la llamada “Noreste”, compuesta por Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa. Los apabullantes números de Cristina en estas provincias fueron, respectivamente, 63,78%; 63,27%; 60,98% y 70,24%.
Siguiendo con el Indec, la siguiente región más pobre es la llamada “Noroeste”, compuesta por Catamarca, Tucumán, Jujuy, La Rioja, Salta y Santiago del Estero. Los porcentajes de la presidente en estas provincias, otra vez respectivamente, fueron 63,72%; 65,45%; 57,78%; 50,52%; 62,27% y el monstruoso 80,15% de Santiago del Estero.
En contrapartida, las cinco provincias más ricas (Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Capital Federal y Buenos Aires) obtuvieron las victorias menos abultadas con, en orden respectivo, 37,87%; 34,21%; 45,77%, 30,08% y el 53,09% de la provincia de Buenos Aires, que siempre se caracterizó por ser un bastión justicialista desestructurando un poco esta lógica de la distribución de la riqueza pero, si se analiza el Gran Buenos Aires, sector clave para cualquier presidenciable con aspiraciones, los números vuelven a reafirmar eso de que de los pobres se sienten cómodos con Cristina y los ricos, no tanto. Algunos ejemplos, centrado en localidades con tradición en portar altos índices de pobreza, son Florencio Varela (71,26%), Esteban Echeverría (62,19%), Ezeiza (64,69%), La Matanza (64,87%), José C. Paz (69,63%), Moreno (64,92%), Merlo (63,95%), por tomar algunos casos significativos. No por casualidad, las dos localidades con las victorias más justas fueron Vicente López (28,78%) y San Isidro (30,98%), ciudades tradicionalmente adineradas.
Jorge Altamira, hablando con C5N al momento de votar. Finalmente el Frente de Izquierda de los Trabajadores obtuvo el 2,48% y competirá en octubre.
También paradigmático es el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lugar históricamente reacio a los oficialismos de turno, donde Cristina no sólo ganó en general sino que ganó en casi todas las comunas a excepción de tres, donde ganó Duhalde. Estas tres, obviamente, son las comunas más ricas: la 2, la 13 y la 14 que componen el norte de la ciudad, integrado por los barrios de Palermo, Recoleta, Belgrano, Núñez, Barrio Norte, entre otros.
Como dato de color que refuerza el apoyo masivo y coherente entre los discursos de Cristina y lo que reflejaron las elecciones se puede citar el concepto de federalismo. Además de lo dicho con anterioridad, este gobierno ha tenido una tendencia a beneficiar a las casi desérticas regiones patagónicas con el fin de distribuir la población a lo alto y a lo ancho del país. Neuquén, Rio Negro, Chubut (tierra del vice de Duhalde, Mario Das Neves), Santa Cruz (donde el kirchnerismo arrasó de local) y Tierra del Fuego reflejaron en las urnas esta tendencia federalista con, respectivamente, los siguientes resultados: 55,23%; 59,97%; 51,57%; 65,52% y 61,97%.
No faltará el que diga que lo que reflejan estos números no es la distribución de la riqueza sino un violento asistencialismo compra votos en pueblos ignorantes y poco educados. No creo que sea necesario explicar la falacia de este razonamiento que simplifica, a un nivel casi fascista, la voluntad electoral de millones de argentinos condenando su elección como “inferior” sólo porque es diferente. Por mi parte, yo veo estos resultados como una excelente señal, con todo lo que pueda ser criticable, sobre la salud ideológica y la coherencia discursiva del gobierno de Cristina Fernández.