Archivos Mensuales: junio 2010

RAZONES PARA MIRAR EL MUNDIAL DE FÚTBOL SUDÁFRICA 2010

«¿Por qué salen tantos talentos naturales debajo de cuatro chapas y cuatro cartones? Primero no los ayuda nadie. Y cuando trascienden todo el mundo les exige: que hablen bien, que no se coman las eses, que sean políticamente correctos, que no hablen en contra del dogma ni religioso, ni social, ni político, y sobre todo, que no hagan trastabillar el privilegio de los privilegiados del sistema. Es todo un asco.» (El preparador físico de la selección, Signorini, para «El País» de España)

Maradona en México 86

Maradona en México 86

Por qué sigo sufriendo los partidos de Argentina en el mundial si entiendo que el juego está atravesado como nunca por factores que parecerían corromperlo todo: las dirigencias, la prensa, los sponsor, el negocio que busca más allá de cualquier cosa la ganancia económica. Si los equipos, a partir de estas variables poderosas, parecerían haberse vuelto mezquinos y ya nadie sale a buscar los tres puntos sino a no perder el que te dan cuando salís desde el vestuario por el sólo  hecho de no haber empezado a jugar. Por qué sigo mirando este mundial si parecería que ningún equipo quiere empezar a jugar. En primer lugar, porque supongo que en algún momento alguien va a tener que arriesgar algo, y la cosa de alguna manera va a cambiar: la segunda ronda es de una condensación tan extrema, en términos del propio juego, que indefectiblemente alguien va a tener que intentar jugar a algo. O al menos eso quiero creer. Pero en segundo lugar, y principalmente, porque el fútbol es tan grandioso que incluso en este contexto de corrupción total, de intereses extra futbolísticos cruzados y de partidos chotísimos, sigue manteniendo el margen de lo que es irreductible. Quiero decir que sigue habiendo algo que no tiene que ver con lo que pasa por afuera de la cancha, y que su lógica no se sale de lo estrictamente futbolístico. Hay una serie de valores que se ponen en juego que no tienen que ver con las presiones externas, aunque éstas no dejan de ser un aditivo que los condensa incluso un poco más. Es lo que, en términos maradanionos, sería lo inmaculado del fútbol. Esto que Maradona dijo de forma metonímica aquella vez en la bombonera con los brazos cruzados, que “la pelota no se mancha”, es estrictamente cierto. Y si hay que subrayar que no se mancha es porque en efecto hay mucha mugre alrededor de la pelota, y que no se manche entonces es doblemente valioso.

Mascherano, el capitán argentino en 2010

¿Pero en qué consisten esos valores inmaculados que quedan dentro del campo de lo estrictamente futbolístico (los cuales por otra parte hacen que yo siga mirando los partidos de Argentina y me siga poniendo nervioso con absolutamente todo, con hasta el mínimo detalle más mundano)? Para mí tiene que ver con la escenificación fatal de las propias limitaciones que está en juego, escenificación que trae consigo la posibilidad de sobreponerse a esas limitaciones, con la consiguiente victoria y la gloria y todas esas cosas fascistas que tiene el fútbol y de las cuales no reniego. De hecho soy consciente que forman parte de eso que es irreductible. Cualquiera que haya jugado, aunque más no sea en un potrero, sabe lo que es que el rival te pase por encima, sabe lo que se siente por adentro (cuando ni siquiera existen esas variables poderosas que condensan el juego) cuando el otro es mejor físicamente y tus piernas no te responden cuando querés ir a marcarlo. Cualquiera que haya jugado un partido entre desconocidos sabe la diferencia entre que te tiemblen las piernas y no te tiemblen, entre salir y pedir la pelota o esconderte atrás de una marca para que no te la pasen. A eso voy con que el fútbol es la escenificación fatal de las propias limitaciones, escenificación que trae consigo la posibilidad de sobreponerse, de manera absolutamente épica, a esas limitaciones. Es por ese margen irreductible entonces (que siempre se va a escapar hasta al aparato más poderoso) que sigo mirando fútbol, durante el año de primera y del ascenso, y por ese margen es que me sigo poniendo nervioso ahora cuando miro los partidos de Argentina en este mundial de Sudáfrica 2010.

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